Trío de Reinas

Si algo preservamos de nuestra historia en Montilla es de la profunda devoción, a veces escondida, hacia la Santísima Virgen, enmarcada en tardes frías de invierno bajo la atenta mirada de llanto contenido o presente en la llama de un cirio que la antecede o, incluso, en el hospital con una estampa de la Reina de tu corazón en la mano.

Como andaluces que somos, nos gusta materializar el amor por lo querido y en las Cofradías no es menos. María es nuestra Madre y todo lo que le ofrezcamos a Ella es poco. Es el caso del bordado, históricamente se ha dado paso para revestir a las imágenes del Señor y de la Virgen de divinidad y realeza, dando personajes revulsivos de la Semana Santa como Rodríguez Ojeda o Esperanza Elena Caro.

Trasera de la Soledad en la noche del Viernes Santo

Desde 1915 Montilla tiene el honor de presentar a alguna de sus Dolorosas revestidas con hilo de oro en sus mantos. Este es el caso de la Virgen de la Soledad, la primera que cambió su puesta en escena en las calles con un manto que se conserva hoy en día y que podemos apreciar cada noche del Viernes Santo por las calles de nuestra localidad.

Los montillanos tendrán que esperar más de medio siglo para engrandecer su patrimonio procesional con el manto de salida verde y oro de la Virgen de la Esperanza, que bordara Ángel Pareja para la Reina del Jueves Santo y que supone un atrevido diseño que presenta entramados de hojas de acanto enmarcando el escudo de la corporación panciblanca.

Por último, casi medio siglo después, la Santa Cena viste de oro a su Madre de la Estrella, un manto bajo diseño del bordador astigitano Jesús Rosado y ejecutado por sus talleres, que presenta en su diseño varios guiños a Montilla, como son las hojas de parra que se entrelazan con las hojas de acanto. Como ha indicado el artífice "a vuestra Virgen no le pega un manto rojo, sino que le pega azul porque un cielo nunca es rojo".