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Los restauradores Miguel Ángel Sánchez y Manuel Espejo devuelven el esplendor a la Virgen de la Aurora de Lucena

La talla del siglo XVIII atribuida a José de Medina recupera su policromía original tras una minuciosa intervención del restaurador montillano.


A las 21:00 horas de este jueves, 2 de octubre, la Ermita de la Aurora de Lucena volvió a ser punto de encuentro con la presentación de la imagen de María Santísima de la Aurora, talla del siglo XVIII atribuida a José de Medina, tras el intenso proceso de restauración acometido por Manuel Espejo Mármol y el montillano Miguel Ángel Sánchez Jiménez.


Los trabajos, iniciados el pasado mes de febrero, han tenido como objetivo devolver el esplendor perdido con el paso del tiempo. La intervención se ha centrado en atender las patologías que aquejaban a la imagen: cierre de grietas y fisuras visibles en superficie, levantamientos y desprendimientos de policromía. A ello se ha sumado la limpieza de estucos y repintes añadidos en épocas posteriores, que desvirtuaban la impronta original de la obra. La reintegración cromática, punto más delicado de la restauración, ha permitido rescatar el esplendor primitivo de la talla y descubrir detalles hasta ahora ocultos bajo capas de intervenciones pasadas.



El resultado es una imagen renovada, más cercana a su fisonomía original y al modo en que los lucentinos comenzaron a venerarla desde mediados del siglo XVIII. La Virgen de la Aurora se muestra hoy ante sus fieles con la frescura de sus orígenes, reencontrándose con la mirada limpia de quienes la acompañan cada madrugada al alba.


La intervención, sufragada por la Venerable Cofradía de Nuestra Señora de la Aurora con el apoyo de las subvenciones de la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Lucena, ha incluido también la restauración de la peana, coetánea a la imagen y de indudable valor patrimonial, sobre la que descansa la sagrada titular.

La vuelta del esplendor de los tiempos


La intervención de la Virgen de la Aurora viene a sumarse a la extensa trayectoria que Miguel Ángel Sánchez y Manuel Espejo atesoran en el ámbito de la conservación del patrimonio sacro en la provincia. Ambos restauradores han sido responsables de destacados trabajos en Montilla, como la restauración del Resucitado, la Virgen de la Amargura o el Cristo de la Agonía de la Ermita de Belén.

Su labor también se ha extendido a Lucena con la restauración de la Virgen de la Pasión y Ánimas, obra del siglo XVII, y los ángeles que acompañan a la Virgen de Araceli, así como a Málaga con el conjunto del Rescate. Del mismo modo, participaron en la restauración del grupo escultórico de Santa Ana y la Virgen Niña de Pedro Roldán para el Museo de Bellas Artes de Sevilla, una de las piezas más relevantes del barroco montillano.

En la actualidad, además, se prevé que asuman la restauración de la imagen del Señor de la Santa Cena de Montilla, beneficiaria de la subvención para la conservación del patrimonio cofrade de la Diputación de Córdoba, lo que confirma la confianza in crescendo depositada en ellos por las hermandades y por las instituciones.


Redacción - Álvaro Carrasco

Imágenes - Jesús Cañete

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